6. Club Med Ixtapa

Acababa de firmar el contrato peor pagado de mi historia: $4,200 pesos mexicanos al mes (el equivalente aprox. a $150 USD en la época). Claro, con comidas, bebidas y vivienda incluidos. 

Esto no era Big Brother ni ningún reality show. Sin embargo, iba a vivir encerrado por los siguientes meses en un hotel todo incluido en Ixtapa. 

Todo pasó muy rápido. Demasiado rápido. 

Mi siguiente recuerdo es que era de noche y ahí estaba yo, metido en la alberca principal del hotel junto con otros G.O.s, tomando cerveza y riendo a carcajadas. ¿Por qué no? 🤭🍻

Algo había explotado dentro de mí. 🌋💥 Como si de pronto, me hubieran quitado el freno de mano con el que muchas veces, acostumbramos caminar por la vida. 

Lo que ciertamente me había quitado de encima fue una presión que venía cargando desde hace mucho tiempo. Y me refiero a una presión económica, social y laboral. 

Por fin, en esa alberca, era libre de nuevo. 

Y ese sentimiento es increíble, porque conectas con tu presente, te llenas de seguridad y simplemente fluyes. 

Unas horas antes a ese chapuzón, hubo una anécdota francamente graciosa.

De entrada, cabe recalcar que no soy un gran bailador 🕺🏻🕺🏻🪩 ni tampoco me gusta mucho bailar.

Pero al ser G.O., tienes LA OBLIGACIÓN de bailar. 

Tienen una serie de rutinas llamadas “Crazy signs” que son coreografías muy sencillas, que incluyen brincos y aplausos.

El momento estelar de estos “Crazy Signs” era por las noches. El hotel contaba con un teatro muy grande, en donde cada noche se presentaba un show temático. La mayoría de las veces, protagonizado por los mismos G.Os. En otras ocasiones, por artistas externos. 

Todas las noches y sin excepciones, al terminar los shows, TODOS los G.Os teníamos la obligación de subir al escenario a bailar los benditos “Crazy Signs”

Era mi primera noche en el escenario y junto a mi estaba Armando, uno de los mejores bailadores. Recuerdo que me dijo: “Sígueme” y empezó a hacer todas las coreografías con una soltura increíble. Se sabía todas las canciones de memoria y aparte, le inyectaba su propio estilo con seguridad y destreza. 

Yo a su lado, era un tronco que no sabía donde se había metido. 😂😜

Hubiera necesitado de al menos 2 semanas de preparación y entrenamiento para dar un show “decente”. 

Pero aquí no, me aventaron al ruedo sin aviso. 😅🏟️ 🐂
Directo a la alberca de pirañas. 🐟🐡

Me hubiera encantado ser un turista y ver ese show desde la audiencia, presenciando semejante ridículo. 😂 

La lección más importante de esa época fue justamente esa, la velocidad con la que pasaban las cosas. 

Todo iba a otro ritmo, a otra velocidad; estuvieras preparado o no.

Y viéndolo fríamente, aquí hay un punto importante que me gustaría marcar con el emprendimiento o la idea de lanzar tu propio proyecto para vivir del fruto de tus ideas.

Creo que si estás leyendo esto es porque como yo, siempre has buscado crear riqueza por ti mismo, con tus propias manos y sin depender de nadie más.  

Y aquí te va mi consejo más preciado de esa época: 

Por lo general, yo he sido demasiado lento cuando no hay presión. El perfeccionismo me ha encerrado mil veces en una jaula creativa, en donde TODO tiene que ser perfecto para poder salir al público. Y ahí, es donde he tropezado varias veces con la misma piedra. 

Me pasó con Habanero Blue, me pasó con otros proyectos – de los cuales hablaré más adelante – e inclusive, me ha pasado al escribir para este proyecto. 

La única diferencia es que ahora, puedo llegar a tener momentos de lucidez en donde me doy cuenta que estoy siendo demasiado lento / perfeccionista y mato esa versión de mi al instante.  ☠️

Me doy cuenta que a ese ritmo quizás nunca voy a publicar esta historia, que solo es la punta del iceberg de todo lo que quiero hacer.

Y ahí me lleno de adrenalina y aprovecho ese momentum para avanzar. 

Tienes que agarrar ese flow y dejarte llevar. Aceptando que las cosas no son perfectas pero trabajarás para irlas mejorando sobre la marcha.

Ayer escuchaba unos audios de Claude Bistrol (autor de “The Magic of Believing”) y decía algo así como: “es mejor caminar por la vida con seguridad y tomar decisiones al instante, – así sean malas y tengas que corregirlas después – que avanzar sin decidir”. Y esto habla justamente de lo mismo, de tomar cada instante de la vida y hacerlo tuyo. La indecisión solo hace que estés dando vueltas en círculo, pensando demasiado las cosas y siendo víctima de las circunstancias.

Al final, hay una sabiduría infinita que vive dentro de cada uno de nosotros. Hay que saber llegar a ella, explorar nuestro lado místico más profundo y conectar con esa energía que solo está esperando ser liberada.

El chiste es avanzar, aunque todo no sea perfecto. 

Osho decía que eso era justamente lo que más le gustaba de esta dimensión. Que todo, absolutamente TODO – incluido Dios – es imperfectamente perfecto.   


Regresando a esos calurosos días en Ixtapa ☀️🏝️, mi actividad principal y la razón por la cual me había contratado el Club Med, era para formar parte del Mini Club. 

El Mini Club era el área encargada de los huéspedes más chiquitos del hotel, es decir: los niños.

Temprano por las mañanas, llegaban los papás a dejarnos a sus hijos. Recibíamos niños de todas las nacionalidades, pero principalmente Estadounidenses y Canadienses. De nuestro lado, nos encargábamos de entretenerlos todo el día hasta las 4pm o 5pm. Después de eso, empezaba nuestro segundo role de animadores que era encargarnos de los shows y festividades del hotel como una verdadera compañía de circo. 

Trabajábamos 6 de 7 días, quizás más de 10 o 12 horas al día. El sueldo no era reconfortante, pero la experiencia de vivir en la playa, hablar varios idiomas y divertirte como niño si que lo era.  


Otro de mis recuerdos favoritos de aquella época fue haber tenido una conversación que marcaría profundamente mi vida unos años más adelante. 

“Tata” como lo apodábamos, era el encargado de montar y desmontar los escenarios. A diferencia de la mayoría de los G.Os, era un hombre mayor, siempre vestido con jeans negros. Tenía poco pelo, pero el que le quedaba, blanco y rizado, sobresalía varios centímetros a los lados de su cabeza.

Recuerdo que era un hombre cálido y sabio. 

Una tarde estábamos solos él y yo platicando sobre las butacas vacías del teatro. Me platicó su historia de amor. Se había enamorado de una mujer casada y no había mucho que pudiera hacer. Ella sentía lo mismo por él. Asi que después de platicarlo entre ellos, Tata fue hasta su casa en donde el marido lo recibió a punta de pistola. Sin miedo, Tata le declaró: “Mátame si quieres, pero estoy enamorado de tu mujer… y en cuestiones del corazón, uno no decide”.

Me había impresionado la valentía que tuvo para declarar sus sentimientos.

Como una concha de mar que con lo años se va abriendo, yo había sido hasta ese entonces, muy hermético con mis asuntos del corazón. Escuchar estas historias me inspiraba y me daba fuerzas para comenzar a expresar mis verdades más profundas con sinceridad y apertura.

Con los años, aprendí que no hay nada más importante que vivir y expresar tu propia verdad.

Eso también te hace libre. 


En total, la experiencia del Club Med Ixtapa duró de 2 a 3 meses, pero por su intensidad, se sintió como 1 año. 

Fue una experiencia liberadora en donde, por un breve periodo de mi vida, pude tomar de nuevo un respiro y dejar atrás las preocupaciones.

Sin embargo, todos ahí adentro sabíamos que vivíamos en la Matrix, un limbo alejado de la vida real.

La realidad me alcanzaría muy pronto y vendría plagada de amoríos, nuevas experiencias y más viajes.

En ese entonces solo tenía una idea clara en mi mente. Mi siguiente destino sería Cancún.